miércoles, 29 de abril de 2009

Estrenando viejas alcobas

Es pequeño, rosa, arrugado, desconocido y querido antes de que apareciera por la puerta. Dicen que no ve, pero yo juraría que nos miraba cuando abrió los ojos despacio, tan lentamente como si no se moviera en este tiempo, y que nos recorría con ellos para reconocernos, para poner caras a las voces que ha estado oyendo como un eco cavernario durante estos últimos primeros meses. ¿Qué pensaría al vernos a todos apelotonados dando grititos y reprimiendo lágrimas a diestro y siniestro?
Tiene delante lo que le ha tocado en suerte, o en dessuerte, quién sabe. Es la fortuna (o el infortunio) del que llega de nuevas así, sin equipaje ni pan debajo del brazo. No hay criterio, nada todavía en esas alcobas del cerebro en las que un día habitarán los siete pecados capitales, algunas virtudes y unos cuantos miedos que, gentilmente y sin que él lo pida, nos empeñaremos, con toda nuestra buena intención y toda nuestra buena razón, en cederle a base de desalojar nuestros propios habitáculos atestados de viejos cachivaches. Tendrá que ser un virtuoso para esquivarlos cuando no le sirvan para nada, y mantener los cuartos de su cabeza pulcros y ordenados. ¿Lo conseguirá con tanto trasto envenenado de verdad verdadera? Quién sabe, tal vez un día decida irse fuera, alejarse para buscar objetos que le gusten sólo a él, sus propios cachivaches, pero nuevos. Entonces, probablemente nosotros no entendamos esas reformas que este pequeño potencial rebelde se ha empeñado en hacer y añoraremos, juntos y viejos, este momento en el que aún están todas las habitaciones por estrenar.

No, seguro que él no está pensando en nada de eso, seguro que es cierto que no puede vernos, pero sospecho que algo ha debido de intuir cuando, una vez reconocidos los nuevos inquilinos de su vida, ha sacudido amnióticamente la cabeza y ha cerrado sus párpados como queriendo permanecer con las puertas clausuradas un rato más.

3 comentarios:

  1. ¿Así que, María, has sido testigo del inicio exacto de la maternidad? Me gusta tu texto. Refleja esa magia única del comienzo: puro amor, sin condiciones, sin lastres; no hay reproches, ni motivos; no hay recuerdos, ni planes. Sólo presente y futuro. Amar por amar. Perfección.

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  2. sí, ha sido emocionante! es mágico eso de querer sin saber a quién quieres, sentir que contribuirás a dibujar una nueva vida que aparece como un cuaderno en blanco, sin estrenar.

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  3. sí, un milagro, el inicio de la vida. qué cierta la imagen de habitaciones por estrenar, habitadas por la tabla de planchar y libros que ya nunca lees. olor a cerrado. el síndrome del nido hace que todo cambie, a un rosazulón insoportable, que sin embargo, es lo único que te gusta. y respiras la verdadera armonía el día que, por la mañana, al entrar, esa alcoba te impregna de su olor a bebé. dame más magia, vida, si te atreves.

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