martes, 14 de abril de 2009

Libre necesidad

He recorrido miles de kilómetros buscando el refugio perfecto hasta empezar a sospechar que el alma del escritor es trashumante. Hubiera sido más fácil adaptarse, optar por un único camino e ir superando paso a paso cada obstáculo. Que sólo es cuestión de andar. Pero me gustaba perderme, curiosear en las sendas ocultas, llegar un poco más allá para echar una ojeada y volver rápido a la ruta planificada, siempre rota por otro sendero diferente y atractivo. Y en cada mirada, una casa nueva, un olor distinto, una familia feliz o un solitario gozando de su soledad. Mil opciones apetecibles que enturbiaban mi destino único, tan nítido, y tan mío.

He conocido a muchas personas, afines a mí, diferentes, e indiferentes. He amado y he sufrido. He tejido un sentimiento que depende de otras vidas que no son la mía y me hacen vulnerable, tan vulnerable que ya no tengo miedo de caer rota en mil pedazos, porque lo natural es la fragilidad. Ser volátil me hace fuerte. Miro al frente y planto cara convencida de que cualquier acometida puede pulverizarme. ¡Y qué más da, si ya era polvo antes de empezar!

Me he sentado en algún recodo a esperar oportunidades que nunca llegan. Descansaba. Eran rincones cálidos de adormecedor bienestar. Qué bien se estaba allí, arropada por el sueño, cultivando fantasías imposibles, imaginando lo que sería mientras el tiempo traidor recortaba la longitud de mi camino durante el receso. No me dí cuenta de que al detenerme restaba pasos, de que lo pospuesto no se recupera, se pierde, se sustituye por el ahora indeterminado y modifica ¿cómo es posible? el porvenir.

He planificado futuros perfectos jugando con posibilidades que no me pertenecían. Creía que era aquello lo que deseaba porque no me había emborrachado con la dulce amargura de vivir. Por fortuna, no era mío el poder de convertir todo en perfecto. Detrás de la perfección no hay nada. Y lo único que yo necesito es el horizonte.

No he mirado hacia atrás. No me gusta. Los ojos están delante, y ofrecen dos únicas opciones: desconfiar o arriesgarse a ser traicionados. Elijo la segunda, la natural, la que no me obliga a torcer el cuello vigilando, ni me ata a un pasado irrepetible. Alguna vez, el viento arrastra hojas del recuerdo hasta mis manos y leo lo que entonces escribí. Reconozco a otra, pero sé que llevo lo vivido en lo que ahora soy.

He escrito. Escribo. Escribiré. He buscado la compañía de los que escriben. En ellos me apoyo cuando fallan esas musas que no existen, y ellos me alimentan con palabras nuevas, de vez en cuando escritas sólo para mí. He acumulado páginas sin darme cuenta, trazadas en circunstancias adversas, cuando todo era oscuro y me lamentaba de no tener momento ni lugar, cuando fantaseaba con el estudio perfecto, bien iluminado, frente al mar, tal vez con una suave música de fondo, y para desahogarme emborronaba papeles en el cuarto frío, ruidoso y compartido de un barrio gris.

Me he equivocado. He pensado que tenía que buscar el éxito. Me fijaba en los que viven de su arte, sin darme cuenta de que sobraba la preposición. Y renegaba contra un medio de vida que no tiene alma. Hasta que me percaté del significado preciso de la palabra libertad. Y me dejé llevar, por fin, tirando lo accesorio, disfrutando sólo del camino.

Qué importa el traje, María, si dentro seguiremos estando irremediablemente desnudas.

7 comentarios:

  1. Qué bonito!
    Si algún incauto te dice que tus escritos "no tienen magia" no le hagas caso.
    Me da tristeza que seamos tan pocos los que disfrutamos de tu arte.

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  2. De nuevo un canto al presente basado en la madurez que da lo vivido escrito con una cantidad de imágenes asombrosamente sencillas y acertadas: el viaje del primer párrafo, la fortaleza obtenido por ser frágil del segundo, cómo se percata de la realidad del tiempo que acaba con las esperas, el gozo de disfrutar del presente de los párrafos 4 y 5, el resumen de la situación del 6º y por fin la contundente conclusión, el canto a la libertad y al presente.
    Si os dais cuenta, en cada uno de estos párrafos hay imágenes literarias, metáforas, que te hacen la lectura muy fluida y agradable.
    Hoy sólo plano analista de la estructura del texto sin entrar en el mensaje.
    Enhorabuena, Valentina, por que, además se nota que te salió de un tirón. ¿Me equivoco?.
    Pepe.

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  3. quiero irme a ese estudio contigo, pero prefiero que no esté frente al mar, si a ti no te molesta. el sonido del mar, siempre el mar, oyendo el mar... he estado viendo alguno en la montaña. la playa está cerca, podremos ir cuando quieras.

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  4. Aunque Pepe dice que sólo analiza la estructura del texto, en realidad nos avisa de lo que en una lectura rápida no hemos visto. Cuántas veces tengo la sensación de haber leído sin haber entendido, sobre todo porque en Internet hay tanto que leer que solo paseamos la mirada por encima. El caso es, Pepe, que avisado por ti releo con calma y entonces encuentro lo que Valentina quiso decir, y admiro una vez más su clarividencia y su poder para evocar con las palabras los sentimientos que sustentan su fragilidad. Alguien dijo que la fragilidad es ineludible provisionalidad. Valentina corrobora que puesto que es ineludible no debemos preocuparnos por ella, y al ignorarla conseguimos alejarla.
    Tenías razón, Valentina, encuentro que me gusta este estilo. Pero lo que más me gusta es que siempre tienes algo que decir. No como otro que yo me sé.
    CM.

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  5. Valentina valiente, con el arma que le da su sensibilidad y observación inteligente, de la que nace su acertada pluma. De su técnica no voy a hablar (diáfana, como siempre, sin que sobre una coma), porque Valentina convierte esto no en un ejercicio meramente literario sino en aireación de rincones de su alma que se atreve a mostrar impúdicamente (en el sentido hermoso de la palabra pudor). Leerte es como mirar respetuosamente a alguien entre brumas que se está obseervando por dentro para ver qué del interior lo ha cosechado de fuera. Escucha la canción de Silvio Rodríguez "Fábula de los tres hermanos", para comprobar con música alguna de las cosas que tú no has encontrado porque ibas a por azul y has encontrado añiles, malvas, cobaltos, violetas,..., y hasta algún amarillo colado de refilón. "Me fijaba en los que viven de su arte, sin darme cuenta de que subraba la preposición". Sólo con esa frase resumes la mirada serena de perfecta madurez (y, por tanto, de inestabilidad, en contraposición a la estabilidad burguesa y adormecedora). Es un voto por el HOY tan valiente que parece que tu nombre esté dibujado para ello. Tal vez en la búsqueda de la magia todos se den cuenta de que tú eres parte de ella.
    PD: María, m'hija, tú tienes mucho morro. Eso de apuntarse a un retiro con o sin mar... ¡Joder con la chica!... yo también me apunto.
    AQUILES

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  6. Estuve un rato observando esta frase sin ser capaz de encontrar la preposición a eliminar (y sólo hay una). Leí el texto por primera vez en el trabajo con la atención justa y la impaciencia de atender otros asuntos. Más tarde la vi "los que viven de su arte" sustituida por "los que viven su arte". Sutil empujón de V. a que uno mismo decubra el juego de palabras (aunque veis que yo anduve lento).

    CM me alegro de haberte hecho volver sobre el texto. A mí también me pasó.
    Pepe.

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  7. ¿un medio de vida que no tiene alma? lo que no tendrá es bocadillo. desalmado el encadenarte mil horas delante de una pantalla a trabajar. escribir como tú, Valentina, o como mi querida María, eso sí tiene alma, y lo que es mejor, nos la da a los humildes que sólo leemos. una vez más, gracias.

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